Practicar yoga todos los días, hacer ejercicio, estudiar más, comer mejor, dejar de procrastinar en Instagram… ¡ay! seguro que alguno de estos (o varios) hábitos han sido el centro de tu atención y esfuerzo en algún momento pero has fallado estrepitosamente en incorporarlo a tu rutina. Don’t worry, diosa! No estás sola en esto, yo también he pasado por ahí y aquí te traigo el truco definitivo para que ese hábito se te deje de resistir. Simple y efectivo, promiss.
Empecemos por el principio
A ver si te suena esta historia:
Día 1: ¡uh! Debería hacer yoga, ¡qué buena idea! ¡me vendrá genial para la espalda! Vamos, estoy súper motivada, mañana empiezo.
Día 2: Vamos, dos días seguidos. Esto no hay quien lo pare. Eres una diosa.
Dos semanas después: uy, ¿qué pasó con aquel hábito de practicas yoga todos los días? Lo volveré a intentar!
Seis meses después: ¡anda! pero si yo empecé con este hábito pero no acabó de cuajar, lo volveré a intentar, esta vez sí que sí.
¿Te suena?
Esto nos ha pasado a las mejores diosas, así que que no cunda el pánico. Y esto se debe a que al principio dependemos única y exclusivamente de nuestra fuerza de voluntad y motivación para cumplir con ese hábito. Al principio, estás súper motivada y te parece todo sencillo, pero a medida que pasan los días el efecto de ser algo nuevo desaparece y con él, tu hábito.
Según mi experiencia, funciona mejor incorporar un hábito y solo uno cada vez, si lo que decíamos antes es lo que pasa con un solo hábito, ya te puedes imaginar lo que pasa si intentas incorporar muchos a la vez: la motivación y la fuerza de voluntad te va a durar mucho menos.
Además, es esencial ligar ese nuevo hábito a tu porqué. Que tengas claro para qué vas a querer [insertar aquí tu nuevo hábito] es importante para que conecte con tu identidad, con tus motivaciones internas, contigo misma. Querer incorporar un nuevo hábito porque está de moda o por presión social no suele ser una buena idea.
Además, existen diversas técnicas para que te sea más fácil introducir ese nuevo hábito a tu rutina ya establecida: como la de aprovechar los hábitos que ya tienes o rediseñar tu entorno. Hablamos en detalle de estas técnicas en este post.
Pero aunque todo eso ya lo tengas bajo control, hoy te traigo el truco definitivo para que ese hábito se quede contigo mucho, mucho tiempo.
¿Preparada?
Crea tu propio sistema de recompensas
Las personas nos creemos que somos seres superdesarrollados complejos y misteriosos. Pero la realidad es que somos muy simples y nuestro cerebro funciona de forma sencilla: si una acción obtiene una recompensa positiva, será mucho más probable que la acción se repita. Si la misma acción obtiene una recompensa negativa, o ninguna recompensa en absoluto, nuestro cerebro hará todo lo posible para no llevar a cabo esa acción otra vez.
¡Bum!
Piénsalo. Si te pones a hacer yoga sin ton ni son, un montón de días seguidos porque estás a tope de motivación… ¿qué obtienes de recompensa? Un montón de agujetas y la frustración de no ver cambios de un día para otro (cosa perfectamente normal, claro).
Entonces, ¿qué necesitamos para mantener ese hábito que nos trae de cabeza? Una recompensa cada vez que lo llevamos a cabo.
Y aquí está la clave: cada vez. Cuando empiezas con un nuevo hábito tu nivel de motivación está en lo más alto y las recompensas a largo plazo pueden ser más que suficientes para ti. O al menos la idea de esas recompensas a largo plazo. Me explico: en mi caso, la idea de considerarme una yogui y ser capaz de hacer algunas asanas (posturas) difíciles era mi recompensa. Pero mi recompensa estaba muy lejos en el tiempo, estaba a meses (incluso años) de conseguir tal cosa, por lo que mantener mi hábito como algo constante a corto plazo me era muy muy difícil.
Te propongo que pienses algo con lo que recompensarte cada vez que logres llevar esa acción a cabo. Cualquier cosa que te haga sentir bien, que te guste, que te de cierto placer sirve. Solo hay una norma con el sistema de recompensa: que tu premio no sea incompatible ni con ese hábito ni con la persona en la que te quieres convertir. ¿Qué significa esto? Pues que si, por ejemplo, tu hábito es convertirte en una persona que ahorra cierta cantidad de dinero todos los meses, la recompensa no puede ser irse de compras. ¿Tiene sentido? Pues eso.
Las recompensas pueden ser muchas y muy variadas: un objeto, una emoción, unos minutos para ti, y, uno de mis favoritos por satisfactorio y sencillo: hacer una marca en tu tracker hábitos que viene en los Recambios Mes Vista (échales un ojo).
Te dejo algunos ejemplos:
- Después de leer mis 20 minutos diarios, me tomo un café helado.
El café me lo voy a tomar de todas maneras, pero asociando el café al fin de la lectura es más fácil que lea todos los días, pienso: venga, voy a leer, que cuando acabe me tomo el café. - Después de mi clase de yoga, me ducho con un jabón que me encanta y que reservo solo para los días en que he practicado. Es que huele de vicio!
- Después de haber estudiado durante 4 horas voy a permitirme ver un capítulo de la serie del momento en Netflix.
- Después de llevar a cabo mi rutina facial nocturna, voy a hacer una marca en mi tracker de hábitos.
Y ahora, te toca a ti, diosa.
¿Me dices qué recompensa y qué hábito vas a incorporar en tu rutina?
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